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Psicología del poder

Así es como nace el afán de poder o de superioridad que en realidad es inferioridad disfrazada y en una persona psicológicamente inestable es la expresión patológica de un individuo que en el fondo se siente inferior, excluido y débil.

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Escribir sobre el poder representa un tema complicado y peligroso ya que implica tocar fibras muy delicadas, principalmente por los que ostentan el poder. Además, es en gran medida, escribir sobre la historia de la humanidad ya que el poder ha sido un factor inherente en el progreso, estancamiento, conflicto, tragedia y comedia de la misma.

La palabra poder proviene del latín vulgar, posere y puede traducirse como “ser posible” o “ser capaz de”. No obstante, digamos que el poder consiste en la capacidad de cumplir con una acción determinada, implica también fortaleza física, moral, psicológica o política para imponerse sobre un grupo de personas para el logro de los intereses populares, si bien nos va, pero en el peor de los casos para los intereses particulares.

Vayamos a lo que nos interesa, ¿qué hace que una persona busque el poder con más interés o fuerza que otros? De antemano digamos que la búsqueda del poder es una acción válida y necesaria de los seres humanos, pues es una herramienta para el logro de objetivos para el desarrollo social, pero no es de lo que queremos hablar, más bien lo que es mi deseo analizar son las razones ansiosas, impetuosas o incluso enfermizas que llevan a una persona a buscar, mantenerse o aferrarse al poder como “garrapata en panza de chucho” como el caso de Nicolás Maduro y otros. ¿Qué hay detrás de esa dinámica tan particular? o ¿qué podría motivar a un individuo a hacer y deshacer por el poder?

Napoleón Bonaparte acumuló mucho poder tanto en Francia y toda Europa, practicó el nepotismo al colocar en muchos de los países europeos a todos sus hermanos como gobernantes de las tierras conquistadas, también adquirió fama por su famosa auto coronación como emperador, en la catedral de Notre Dame, una muestra a todas luces, de megalomanía extrema, pero en la infancia del emperador es donde encontramos muchas de las explicaciones de su conducta. Bonaparte llega a Francia sufriendo mucha discriminación y burla por parte de sus compañeros por no pronunciar adecuadamente el francés ya que había nacido en Córcega. Muy pronto el joven Bonaparte ingresa a la Academia Militar y “diseña”, consciente e inconscientemente, un plan de vida que le permite convertirse muy pronto en un brillante militar al grado de ser emperador del país que lo había humillado de niño. Como se podrá advertir, detrás de esta búsqueda enfermiza del poder desmedido se esconden profundos sentimientos de inferioridad expresados por medio de diversas emociones primitivas como el miedo, la ira o sentimientos como el odio y la venganza disfrazados de valentía o redención.

Según la psicología profunda, el niño nace bueno, pero al no sentirse aceptado, apreciado y querido por parte de sus padres, llega a sentirse menos que los demás. En tal sentido puede desarrollar un afán de poder como manifestación psicológica de una persona que, en el fondo, está luchando contra profundos complejos. Y como ese sentimiento es muy doloroso, los humanos tienden a sobre compensarlo. Así, el que se siente excluido quiere incluirse, incluso a costa de excluir a los demás. El que se siente humillado quiere vengarse, y el que en toda su infancia le consintieron todos sus caprichos, de adulto necesitará esclavos a su lado para mantener su sentido de importancia y poder.

Así es como nace el afán de poder o de superioridad que en realidad es inferioridad disfrazada y en una persona psicológicamente inestable es la expresión patológica de un individuo que en el fondo se siente inferior, excluido y débil, pero que enmascara hábilmente su condición real ante los demás.

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