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La historia del salvadoreño considerado un “héroe” por salvar de la muerte a miles de personas durante la Segunda Guerra Mundial

En 1938, un cónsul salvadoreño destacado en Europa presenció la difícil situación por la que estaban atravesando miles de personas judías en el viejo continente al ser perseguidos para su asesinato, por lo que en 1941 buscó la manera de ayudarlas, ideando una de las misiones de rescate más importantes de la época. ¿De quién se trata y en qué consistía su plan?

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El Salvador, a pesar de ser considerado un país neutral durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), desempeñó un papel importante en esa época. A través del entonces cónsul José Arturo Castellanos logró salvar la vida de miles de personas judías que residían en Hungría, Rumanía, Francia, Países Bajos y Alemania. Pero… ¿cómo y por qué lo hizo? Esta es la historia:

José Arturo Castellanos nació en 1891 en una familia de militares salvadoreños. Creció recibiendo educación militar, por lo que en su edad adulta logró obtener el título de coronel.

Así, ingresó a la Fuerza Armada de El Salvador, pero una matanza (no especificada) realizada por el ejército lo obligó a manifestarse en contra, algo que incomodó al entonces presidente del país, Maximiliano Hernández Martínez, por lo que fue enviado a Inglaterra como una forma de destierro.

Coronel José Arturo Castellanos. Foto: captura de pantalla Youtube/@Castellanos Movie

Estando en Europa, le dieron la oportunidad de incursionar en el mundo de la diplomacia, y representó a El Salvador como cónsul: en 1938 fue embajador en Hamburgo, Alemania, mientras que para 1941 pasó a estar al frente de la embajada salvadoreña en Ginebra, Suiza. Fue durante su etapa como diplomático que logró obtener el título de “héroe del Holocausto”.

¿Qué fue el Holocausto y qué papel jugó el salvadoreño?

El Holocausto fue uno de los episodios más oscuros de la humanidad, en el que el régimen nazi de Adolf Hitler llevó a cabo el genocidio de millones de personas, principalmente judíos, entre 1933 y 1945. Este evento trágico no sólo marcó la historia del siglo XX, sino que también dejó cicatrices imborrables en la memoria colectiva mundial.

El Partido Nazi implementó políticas de persecución contra comunidades que consideraban “indeseables”. Entre ellas se encontraban judíos, gitanos, personas con discapacidades, opositores políticos y otros grupos minoritarios. Con la invasión de Polonia en 1939 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, la persecución se intensificó hasta convertirse en un plan de exterminio masivo.

Los judíos capturados eran llevados a un campo de concentración nazi. Foto: captura de pantalla Youtube/@Castellanos Movie
Los judíos capturados eran llevados a un campo de concentración nazi. Foto: captura de pantalla Youtube/@Castellanos Movie
Los judíos capturados eran llevados a un campo de concentración nazi. Foto: captura de pantalla Youtube/@Castellanos Movie

Un año antes del inicio de la guerra, en 1938, el coronel Castellanos yacía en la sede diplomática de El Salvador en Hamburgo, Alemania, por lo que pudo observar la difícil situación que estaban enfrentando miles de personas de dichas nacionalidades que vivían en Europa. Fue entonces cuando surgió su deseo de ayudarlas y salvarlas de los campos de concentración nazi.

En 1941, Castellanos se convirtió en cónsul de El Salvador en Ginebra. Fue ahí cuando se logró consolidar su plan iniciado un par de años atrás.

Estando al frente de la sede diplomática, Castellanos creó un puesto ficticio llamado “Primer secretario”, algo que no existía en otras embajadas. El cargo fue entregado a George Mandel, un empresario de origen judío-húngaro.

El coronel Castellanos junto a su primer secretario George Mandel. Foto: cortesía ONU México.

Expertos aseguran que este nombramiento se hizo precisamente para salvar la vida de Mandel, ya que, sin informar al gobierno central, Castellanos emitió visados para él y los miembros de su familia, pero antes se encargó de cambiar sus apellidos, pasando de Mandel a Mantello.

De esta manera, el militar salvadoreño inició la mayor misión de rescate que lo llevó a ser considerado un “héroe”: la emisión de un documento que salvaría la vida de muchas familias judías. La misión fue denominada “Acción salvadoreña”.

En un primer momento, se sabe que Castellanos y Mantello pensaron en entregar pasaportes salvadoreños, pero posteriormente se sugirió otorgar la nacionalidad salvadoreña a más de 13,000 judíos que estaban siendo perseguidos por el régimen nazi. El Salvador era considerado un país neutral durante el conflicto mundial, por lo que se optó por la segunda opción.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa. Foto: cortesía ONU México.

Ante esto, el consulado en Ginebra inició con la preparación de todos los documentos que certificaban como salvadoreños a judíos que así lo solicitaron. Estos papeles eran enviados a sus destinatarios en Francia, Hungría, Alemania, Holanda, Eslovaquia y Rumanía.

Según el libro “El orden internacional”, publicado en 1945, todo lo anterior parecía ocurrir sin que el Gobierno de El Salvador se diera cuenta de la acción encabezada por el coronel Castellanos, es decir, no eran documentos aprobados por el Estado, sino que se emitían de manera incógnita.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.  Foto: cortesía ONU México.

“En el plano de la cooperación, la institución de Ginebra ha desarrollado, en el más alto grado, el sentimiento de solidaridad entre los pueblos, creando entre ellos una corriente de simpatía inexistente antes de su advenimiento, sobre todo entre pueblos de diferentes continentes y de civilizaciones distintas. Estos vínculos no han dejado de ejercer una influencia en los acontecimientos actuales, en los que cada pueblo ha querido tomar parte moralmente, con independencia de la acción política de su Gobierno, y, aun a veces, en sentido opuesto”, señala el escrito.

Los Certificados de Nacionalidad emitidos fueron escritos con “mucho cuidado” y contenían términos bastante precisos, lo que hacía creer que no habían sido escritos por Castellanos o Mantello, ya que ninguno de los dos tenía formación internacionalista, revela el libro del Ministerio de Relaciones Exteriores, “Coronel José Arturo Castellanos: Héroe del Holocausto”.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.  Foto: cortesía Univisión.

El documento otorgaba todos los derechos y deberes inherentes a la nacionalidad, por lo que los judíos podían buscar refugio en países neutros, pero no permitía emigrar a El Salvador por falta de conocimiento del Estado.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.  Foto: cortesía Univisión.

La voz de que el consulado de El Salvador estaba entregando la nacionalidad a personas judías se esparció rápidamente por Europa, por lo que la demanda de solicitudes creció y complicó el proceso para preparar la documentación.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.  Foto: cortesía Univisión.

Ante esto, a mediados de 1944, Castellanos decidió enviar la documentación ya firmada y sellada y que el destinatario se encargara de poner su fotografía y datos personales. El libro asegura que la tarea no fue fácil, ya que algunos países se negaban a participar en ese proceso por temor a empeorar su relación con Alemania, el país que encabezaba la mayor persecución y matanza en el mundo.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.

Tiempo después, un canciller salvadoreño, confundido por la cantidad de judíos que presentaban documentos salvadoreños moviéndose por toda Europa, envió una carta a Estados Unidos. Fue así como El Salvador y Estados Unidos supieron de las acciones realizadas en la embajada de Ginebra.

Estados Unidos mostró su apoyo y avaló dando legitimidad a los documentos portados por los judíos, es decir, les dio el respaldo para que los que ya contaban con ellos pudieran salir de sus respectivos países.

Aunque El Salvador no fue el primer país en tomar decisiones de este tipo, sí fue el primero en hacerlo de forma gratuita. Otras naciones entregaban nacionalidad, pero a cambio de dinero, su precio oscilaba entre 500 y 3,000 francos suizos, o su equivalente en dólares estadounidenses.

Además, la “Acción salvadoreña” no hacía distinción en las solicitudes, es decir, se aceptaban todas sin importar si eran para familiares o amigos de cualquier judío u organización.

Certificados de nacionalidad emitidos por el consulado salvadoreño en Ginebra a favor de judíos en Europa.  Foto: cortesía

El libro del Ministerio de Relaciones Exteriores también menciona que no se optó por entregar pasaportes ante el temor de que espías enemigos los usaran en contra de los aliados, además, enfatiza que el cónsul habría tenido que firmarlos y eso iba a limitar la cantidad a entregar, a diferencia de la carta de nacionalización.

Alemania y su aceptación

La gran pregunta sobre qué pensaba el gobierno alemán sobre la emisión de dichos documentos que le impedían perseguir a aquellos judíos que los portaban se responde en el libro “The Man Who Stopped the Trains to Auschwitz: George Mantello, El Salvador and Switzerland’s Finest Hour”.

El escrito menciona que la posible causa para que los nazis aceptaran la validez de los documentos emitidos por el consulado salvadoreño, y otros países latinoamericanos, fue porque podrían haber estado pensando en el bienestar de todos los ciudadanos alemanes que residían en Latinoamérica.

Alemania aceptó la documentación emitida para cuidar el bienestar de sus ciudadanos residentes en América Latina.

El fin de la historia de Castellanos

Tras las hazañas realizadas por el coronel en su paso por la diplomacia, se conoce que Castellanos se jubiló en el año 1972, por lo que tuvo que regresar a El Salvador donde pasó sus últimos años de vida hasta su muerte en 1977.

Todas estas acciones, impulsadas por el coronel Castellanos, fueron descubiertas hasta el año 2005 cuando en un sótano encontraron miles de certificados salvadoreños originales. Estos fueron estudiados por investigadores y luego enviados al Museo Conmemorativo del Holocausto en Estados Unidos.

Según los nietos de Castellanos, Álvaro y Boris Castellanos, los documentos en la maleta encontrada representaban actividades clandestinas que fueron realizadas por el militar salvadoreño y su primer secretario, sin dar cuentas al Estado.

Coronel José Arturo Castellanos. Foto: captura de pantalla Youtube/@Castellanos Movie

En 2010, una institución israelí formada en memoria de las víctimas del Holocausto, denominada Yad Vashem, reconoció al militar salvadoreño como Justo de las Naciones.

Para el año 2013, los dos nietos del coronel castellanos decidieron plasmar en un documental una investigación sobre la vida y “actos heroicos” del salvadoreño. El audiovisual fue titulado “The Rescue”.

Álvaro y Boris lograron viajar por diferentes países donde su abuelo trabajó y estudió. También tuvieron la oportunidad de entrevistar a judíos que sobrevivieron al Holocausto.

Fue de esta manera que el coronel José Arturo Castellanos y su gran amigo George Mantello lograron hacer que El Salvador tuviera una importante participación en la Segunda Guerra Mundial. Además de lograr en 1944 que el cónsul suizo en Budapest, Carl Lutz, estableciera que El Salvador fue el único Estado que emprendió una misión de rescate a favor de los judíos en Europa.

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