El Salvador despide con profundo pesar a don Arturo Meza Hill, quien falleció el 8 de febrero de 2025, dejando una huella imborrable en su familia, en el mundo empresarial, la filantropía y el deporte ecuestre.

Don Arturo nació en San Salvador el 5 de abril de 1932, en el seno del matrimonio de Manuel Meza Ayau y Alicia Hill, el cual compartió junto a sus hermanas Lolly, Alicia y María Elena. En sus primeros años estudió en colegios de prestigio del país y luego viajó más allá de las fronteras patrias para especializarse en las ramas asociadas a los diversos negocios familiares.

En 1955 se graduó como Maestro Cervecero en la Siebel Institute of Technology en Chicago, Illinois, Estados Unidos. En 1958, don Arturo unió su vida a la de Anabel Tinoco Guirola, dando inicio a un matrimonio fundamentado en valores compartidos, apoyo incondicional y una pasión mutua por la equitación y el polo.

Juntos construyeron una familia arraigada en el amor y el respeto, dejando como legado una tradición que entrelaza el deporte, la excelencia y un profundo sentido de compromiso. Le sobreviven sus hijos Patricia, Irma, Anabel, Claudia y Manuel. Más allá de su vida familiar, don Arturo fue un apasionado del polo y una pieza clave en la selección nacional de El Salvador.

Compartió grandes gestas con figuras emblemáticas como Enrique Álvarez Córdova, Eduardo Llach Hill y Roberto Poma, elevando el prestigio de este deporte en el país. Para él, este deporte trascendía la competencia; lo concebía como un arte, una disciplina que demandaba precisión, estrategia y una conexión inquebrantable con el caballo.

Don Arturo fue también miembro fundador de la Fundación Rafael Meza Ayau, una institución comprometida con la filantropía y el desarrollo social en El Salvador. Su entrega a las causas comunitarias reflejaba su profundo deseo de generar un impacto positivo en la vida de los demás. Hoy, su legado perdura a través de su hijo, Manuel, quien continúa su visión como director de la fundación. Don Arturo descendía de una estirpe de visionarios que contribuyeron significativamente al desarrollo de los sectores agrícola, cervecero e industrial de El Salvador.

Su bisabuelo, James Hill, fue un pionero en la producción de café en el país, mientras que su abuela, Rafaela de Meza, desempeñó un papel fundamental en la creación de la primera receta de cerveza salvadoreña, que más tarde daría origen a la emblemática cerveza Pilsener, producida por La Constancia, empresa que fue fundada por su abuelo, don Rafael Meza Ayau.

Don Arturo llegaría a ser presidente de Agrícola Industrial Salvadoreña, la cual eventualmente se convirtió en el actual Grupo Agrisal.

El legado de don Arturo Meza Hill es un testimonio de tradición, pasión, disciplina y generosidad. Ya fuera en el deporte, en el seno de su familia o mediante sus invaluables contribuciones a El Salvador, vivió con un sentido de propósito y excelencia. 

Su impacto perdurará en quienes tuvieron el honor de conocerlo y en las instituciones y tradiciones que ayudó a forjar y enriquecer. Su partida deja un vacío irreparable, pero su legado perdurará en las generaciones venideras, en el deporte que tanto amó y en las causas que defendió con pasión y entrega. Que descanse en paz.