
Su hijo tuvo un accidente, su padre está enfermo y su esposa ha sido diagnosticada con depresión mientras lucha por hacer que él salga libre y por sostener económicamente su hogar. De Miguel no saben nada desde mediados de 2024.
Miguel Ángel Cornejo Lipe unos meses antes de ser capturado. Su familia no lo ve desde 2023, cuando lo capturaron.
La esposa de Miguel Ángel Cornejo Lipe está agotada y siente que no puede más. Ya lleva 20 meses sin saber de su esposo, desde que fue capturado en julio de 2023 en Lourdes, Colón. Desde entonces a ella sola le toca cuidar a sus padres y mantenerlos, proque su único hijo, de 19 años, tuvo un accidente que lo ha dejado incapacitado.
Ella carga con la responsabilidad económica del hogar desde la captura de Miguel y su bajo sueldo no cubre todas las necesidades. Por ello no siempre puede ayudar con los paquetes de víveres para llevarle a su esposo, pero lo que le preocupa más es no saber si Miguel aún está vivo.
Estoy en terapia psicológica porque siento que no puedo hacer nada por él. El policía del Penalito, cuando se lo llevaba para el penal de Izalco, me dijo que lo viera bien porque era la última vez que lo vería. Luego lo pasaron para el penal de Quezaltepeque y nos dijeron que tiene insuficiencia renal. Esa es mi mayor preocupación, porque vamos a dejar paquete pero no dicen nada”, confiesa.
Trabaja como operaria de costura en un taller y está haciendo lo posible por atender todas las responsabilidades que se le han sumado en los últimos 20 meses.
Me la he visto mal económicamente, porque solo a mi me han tocado los gastos de la casa. Con mi cuñada (hermana de Miguel) nos compartimos gastos para el paquete. No sé qué hiciera yo sola para llevárselo”, dice.
Miguel ya tenía problemas renales desde el año 2017, pero con ayuda de su hermana estaba en control médico. Hoy su familia teme que su situación se complicara dentro de prisión y por eso han pedido en reiteradas ocasiones al juzgado que les brinden un informe de su condición de salud, pero no han tenido éxito.
El hijo de Miguel y su esposa tiene 19 años. Él trabajaba y estudiaba a distancia, pero en noviembre de 2024 tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas y aunque se recuperó, sigue con muletas. “Está incapacitado y no sé por cuanto tiempo, porque tiene unos clavos en la cadera”, contó Marta.
La última vez que la familia de Miguel supo de su estado de salud fue en junio de 2024, cuando su hermana recibió un informe de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), el 15 de marzo de 2024.
En este informe de la PDDH se detalla que en enero de 2024 Miguel había sido trasladado a un hospital por “diagnósticos de hipokalemia severa con cambios electrocardiográficos, gastroenteritis aguda, hiponatremia hipoosmolar euvolémica grave, enfermedad renal cronica IIB, anemia normocítica y normocrómica”.
Pero su hermana no solo se preocupa por Miguel, sino también por sus padres, que están muy enfermos y son de la tercera edad. El padre de Miguel padece de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y dice que tiene un pulmón más pequeño que el otro, mientras que su madre padece de la tensión y le dan taquicardias.Hasta el día de su arresto Miguel era quien estaba pendiente de ellos.
Mi padre me ha dicho que no lo va a lograr ver otra vez, porque siente que se ya se va a morir”, lamentó la hermana de Miguel.
El viernes 7 de marzo de este año Mala esposa de Miguel rta fue otra vez a la PDDH, a pedir otro peritaje médico, pero le dijeron que ya le habían dado un informe, que no le podían dar otro.
Ella les dijo que necesitaba otro informe porque ya pasó casi un año y tiene miedo de que haya muerto y no le avisaran. Le dijeron que regresara después. La próxima semana tratarán de ir porque no pueden cualquier día, ya que tanto ella como la hermana de Miguel trabajan y no les dan permiso.
Su hermana ya no sabe qué hacer. Dice que ya presentaron los arraigos en dos ocasiones, pero les han dicho que “no son suficientes”.
En septiembre de 2024 solicitó al juez 2 del Tribunal Primero contra el Crimen Organizado que solicite una visita de un perito del Instituto de Medicina Legal (IML) al pena de Quezaltepeque, donde está Miguel, para saber cómo siguee su salud con respecto al informe de la PDDH que le fue entregado en noviembre de ese mismo año, pero hasta el momento no ha recibido respuesta.
Lo mismo ha sucedido con un abogado privado que ha querido delegar para su caso, pues aún el tribunal no lo ha autorizado.
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