El UNFPA destaca que, entre 1974 y 2024, la proporción mundial de personas de 65 años casi se ha duplicado, y entre 2024 y 2074, esta cifra volverá a duplicarse, aumentando hasta el 20.7 %. De acuerdo con el Censo de Población 2024, un total de 6,029,976 personas residen en El Salvador, de las cuales las mujeres representan el 52.8 % y los hombres el 47.2 %. Esta brecha aumenta con la edad, al grado que el número de personas arriba de 60 años asciende a 894,433, siendo el 57.3 % mujeres y el 42.7 % hombres.
El Salvador vive una transición etaria (la distribución de la población por edad ya no tiene la forma de una pirámide, ahora se asemeja a un rombo). Este cambio se expresa así: la población entre 0 y 14 años representa el 21.5 % de la población total; la población entre los 15 y 34 años, el 33 %; la población entre los 35 y 59 años, el 30.7 %; y la población de 60 años o más, el 14.8 %.
Esta nueva realidad demográfica implica cambios importantes. Al respecto, la investigación “Colaboración intergeneracional frente a los retos de la transición demográfica” (BID, 2023) brinda importantes aportes técnicos. Veamos algunos de ellos:
1. La rápida transición demográfica que vivimos nos conduce a una realidad y a un futuro muy distinto.
2. Lograr que en ese escenario futuro la longevidad se manifieste como el éxito que es, en lugar de como una grave crisis, dependerá de nuestra capacidad para comprender y gestionar esta nueva realidad.
3. La salud es un aspecto clave de la transición demográfica y la longevidad.
4. Aumenta la esperanza de vida y el abrupto avance tecnológico afecta de diferente forma a distintos grupos etarios (necesidad de mantenerse actualizado).
5. Al mayor nivel formativo de las generaciones más jóvenes se une la necesidad de operar en un mundo cada vez más digitalizado.
6. Uno de los primeros efectos de la evolución de la pirámide demográfica es el surgimiento de un nuevo espacio económico: la economía de la longevidad.
7. La importancia de la economía de los cuidados (un número creciente de la población cuscatleca está en una etapa de su vida en que requiere algún tipo de cuidado/asistencia para sus actividades).
Existen tres grandes áreas de fricción: (a) Edadismo: es la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad; (b) Desafección: muchos adultos mayores no encuentran el modo de participar o, peor aún, son abandonados o excluidos; (c) La falta de accesibilidad: se observa en la velocidad del proceso de tecnologización, al grado que el acceso digital a numerosos bienes y servicios resulta difícil para muchos adultos mayores.
Numerosos compatriotas mayores viven en situación de vulnerabilidad económica (solo 1 de cada 4 salvadoreños tiene derecho a una pensión y las pensiones no contributivas apenas alcanzan al 12.4 % de la población con necesidad económica) y/o de vulnerabilidad afectiva, que es la soledad no deseada o la situación de abandono en que viven muchos adultos mayores. Según el UNFPA, en 2045 habrá más personas mayores de 60 años que personas menores de 15 años en El Salvador.
Reflexión: Se estima que cerca de 400 mil adultos mayores viven en situación de vulnerabilidad en El Salvador y que esa cantidad aumentará considerablemente en las próximas décadas; por tanto, conviene agilizar la aplicación de la Ley Especial para la Protección de los Derechos de la Persona Adulta Mayor (2022). También habría que (1) difundir nuevas narrativas sobre la longevidad, (2) mejorar el sistema de protección social, (3) educar a los salvadoreños —desde niños— sobre el ciclo de la vida, (4) transferir conocimientos y habilidades a los adultos mayores para disminuir la brecha tecnológica, (5) promover la cultura del cuidado.