¡Con su sangre escribió "Libertad"!
Igual que la "Oración a la bandera" los salvadoreños contamos todavía con otro instrumento patrio, de innegable valor y que a pesar de los deseos de la tiranía, por lo menos hasta hoy existe, en tanto al señor bukele y aparentemente al vicepresidente, a quien aún respeto, no se les ocurra cambiar; me refiero al himno nacional.
La primera estrofa termina así: "Le protege una férrea barrera, contra el choque de ruin deslealtad, desde el día que en su alta bandera, con su sangre escribió LIBERTAD". Se refiere a la sangre del Pueblo, de toda la gente que desde hace dos siglos se opone a los tiranos y que nos hizo entrar en cruentas batallas desde la Independencia hasta la última guerra civil, que provocó cerca de cien mil personas muertas (el mito de los 60 mil se debe al conteo apócrifo de "Medicina Legal" que en ese tiempo escribió en el libro de defunciones, cada 31 de diciembre y por 12 años, "cinco mil, por violencia").
Después de esa guerra, los salvadoreños aprendimos a vivir en paz y vimos cómo uno y otro partido se sucedían en alternancia gubernamental; y cómo a pesar de claros errores y hasta abusos de cada uno de ellos, la paz social se pudo consolidar y la república se fortaleció, hasta que llegó a la presidencia este engendro de dictador, que se hizo rodear de la escoria de los partidos; de aquellos que habían sido expulsados por ellos o que se habían aliado al ladrón de Saca. ¡Es cierto! Estos no son los mismos de siempre, estos son ¡los peores de todos!, sinvergüenzas descarados que tienen montado un circo al que le llaman "comisiones" en donde exculpan a priori a sus aliados y por el cual están persiguiendo a todos sus enemigos. Asco de personas, hipócritas, sepulcros blanqueados que por fuera parecen limpios pero que por dentro son criadero de gusanos y de podredumbre.
Todos los que me conocen saben que siempre he sido congruente con mi pensamiento y que nunca me ha interesado ningún cargo público; y saben además, que en el único que ostenté (sin haberlo solicitado) me tocó contrapuntear fuertemente con el que entonces era Gobierno de la República; llegando a sostener claras discusiones con el fiscal de ese tiempo, el licenciado Martínez, y con el Ejecutivo, dirigido en ese momento por el presidente Funes. No fuimos amigos, pero hay que decirlo, jamás sentí que mi vida o integridad corriera peligro y la gente adversa al gobierno, tampoco; hoy, sin embargo, las personas tienen miedo y eso hace una clara diferencia. Hoy gobierna al país un dictador que manipula las leyes y que ha destruido la institucionalidad y la división de poderes.
Durante el quinquenio de Mauricio Funes, fueron funcionarios algunas personas que hoy son perseguidas y que han sido encarceladas sin ningún proceso, bajo la asquerosa complicidad del fiscal impuesto y de la Corte títere. Personas a quienes aprecio, conozco y sé honradas, como Calixto Mejía, Carlos Cáceres o la Dra. Handal, quienes han sido tratados junto a los demás como animales y han sido exhibidos como trofeos de caza. Ver cómo paseaban encadenados y con cascos al mejor estilo del chapo Guzmán a doña Violeta Menjívar, o hace unas semanas a Neto Muyshondt; y cómo después se les filma en las celdas y la misma policía es la encargada del circo, solo nos hace gritar: ¡Indignante!
No se trata de preferencias políticas o de si estamos o no de acuerdo con cada uno de los detenidos; la democracia es poder disentir sin miedo ni consecuencias pseudo legales inventadas contra los detractores del régimen; se trata de saber que cualquiera tiene derechos y que estos son inviolables; y se trata de entender que existe un contrato social que nos permite vivir pacíficamente y que a este todos nos sometemos y que se llama ley.
Hoy en El Salvador gobierna Belsasar; pero pronto se cumplirá lo que la mano de Dios escribió entonces: "Mene, Mene, Tékel, upharsin" (Daniel 5: 22-28). No te olvides, tirano, que el mal pronto llega al final y que entonces el bien ¡Triunfará!
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