
Es de esta forma que Dios quiere implementar el propósito que concibió para nosotros en la Tierra. Además, nos ofrece la provisión necesaria para la ejecución de cada visón que nos permite ver.
La palabra provisión está compuesta por el prefijo pro, que significa en favor de, y visión, que es la acción de ver. Es decir, que la provisión es aquello que nos hace falta para realizar eso que hemos visto de forma anticipada.
La Biblia establece que la visión procede de Dios, por lo tanto, Él se encarga de revelárnosla. Dios permite que realicemos su propósito por medio de visiones, las cuales fueron concebidas por Él para nosotros de forma anticipada. Es por eso que el libro de Proverbios afirma que donde no hay visión el pueblo perece (Prov. 29.18).
En este sentido, en vez de dedicarnos a buscar directamente la provisión, debemos previamente encontrar la visión, para que entonces llegue la provisión necesaria para realizarla. Algo sorprendente en este proceso es que a pesar de que la visión aún no ha sido realizada, Dios nos permite verla de forma anticipada: “...porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero (Is. 46.9-10).
La provisión que Dios nos ofrece llega de forma integral, de ahí que podemos ejecutar la visión en reposo, ya que lo que realizamos tiene la aprobación y respaldo de Dios. Es por esta razón que las dos palabras hebreas que se traducen como prosperidad en la Biblia son; shalev, que significa estar tranquilo, reposado y en quietud, y shalom, que significa estar bien, tener paz y salud.
Es de esta forma que Dios quiere implementar el propósito que concibió para nosotros en la Tierra. Además, nos ofrece la provisión necesaria para la ejecución de cada visón que nos permite ver. Pablo lo experimentó en diferentes ocasiones, por lo que tenía plena certeza de que Dios enviaría la provisión necesaria para cada proyecto en el tiempo oportuno: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4.19).
Sin embargo, toda visión genera oposición, la cual puede manifestarse a través del desánimo que produce la fatiga por las múltiples actividades, por alianzas equivocadas que terminan mal, por falsas acusaciones o amenazas, o por diferentes miedos que surgen en el proceso de ejecución de la visión.
Sin embargo, aun y a pesar de las adversidades, es importante mantenernos concentrados en la visión, tal como Nehemías, quien, a pesar de los múltiples obstáculos, amenazas e intentos de distracción encontrados durante el proceso de reconstrucción del templo de Jerusalén, se mantuvo firme, sin desviarse de su objetivo: “Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera” (Neh. 6.3-4).
Finalmente, la provisión llega conforme al avance de la obra que estamos realizando, de ahí que Jesús nos exhortó a no angustiarnos por el mañana, sino a ocuparnos del afán de cada día. Esto requiere aprender a trabajar en reposo y sin agitación, confiando en la provisión del Señor para cada necesidad.
La meta sería que, juntamente con la realización de la visión, pudiéramos, sin amargura, continuar anunciando a los otros la fidelidad del Señor: “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche” (Sal. 92.1-2).
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